En 1944, en un artículo para el Legionario, el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira comentó "La Mística del Fútbol". Deporte, como tantos otros, el fútbol dejó hace mucho de ser solo un deporte, para pasar a ocupar el centro de la vida de muchas personas e, incluso, de sociedades enteras.
Para 1944 se habían jugado apenas tres copas mundiales y, sin embargo, queda latente en el artículo la creciente efervescencia que iba brotando dentro de la sociedad respecto al fútbol ¿Qué diremos en nuestros días? En medio de la feroz guerra de valores que se libra en cuestiones como el aborto y la protección a la familia tradicional y cristiana, el fútbol ocupa casi con exclusividad las mayores portadas y espacios públicos.
Transcribimos a continuación los comentarios que el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira publicó entonces:
No estamos contra el fútbol en sí, como no estamos en contra del deporte, en contra de las diversiones, en contra de la gimnasia, en contra los progresos científicos y ni siquiera contra el Sr. Maritain*, todo completamente en sí. En este sentido, somos las criaturas más tranquilas y afables que pueda haber sobre la faz de la tierra. ¡Estamos, esto sí -y esto lo decimos con la voz bien alta- en contra los abusos!
Esta aclaración preliminar es necesaria para calmar los nervios de los prudentes, de los equilibrados, de los sensatos, gente excelente, que podría morir de una apoplejía si empezásemos afirmando: ¡Todo esto del fútbol es intolerable!
Dicho esto, convengamos en que la manía del fútbol ya ha superado todos los límites y ya se ha convertido en un desvarío. Hace poco, el periódico "Estado de S. Paulo"**, dejando su costumbre seriedad, publicó una crónica en la que se imaginaba hasta el cielo contagiado por el entusiasmo futbolístico. Y, como es fácil conjeturar, no faltaron las irreverencias blasfemas. Aunque el cronista hubiera tenido la intención de combatir el fanatismo de los aficionados, ni siquiera la idea se justificaría, pero siempre habría una leve escusa. Pero usar cosas sagradas para poner más leña al fuego de la mística del fútbol, es una actitud absolutamente reprochable.
Sin embargo, el hecho es innegable y patente: el fútbol alcanzó, en nuestros días, estatus de ciudad. Ya no es sólo el entretenimiento ingenuo de las clases populares y de los adolescentes, sino un acontecimiento central, de primera grandeza, a cuya alrededor gravitan intereses de toda especie. Intelectuales, políticos, hombres de negocios, personalidades representativas, como si fuera una palabra de orden, se centran en el fútbol, dedicándole lo mejor de sus esfuerzos. Así, este deporte alcanzó la categoría de hecho nacional.
De la misma forma, el pueblo, en sus diversas organizaciones, pone en el fútbol su máximo interés: nada tiene mayor importancia en el alma popular que la perspectiva de un gran partido. El interés que antes se orientaba hacia la política, hacia los problemas sociales o económicos, se desvía casi exclusivamente para el fútbol. La verdad es que el pueblo ya no se interesa por esos problemas y recibe casi indiferentemente las soluciones que se le presenten: el hombre, el profesional, el ciudadano se ahogaron en el "hincha".
Es preciso reconocerlo: el fenómeno es grave, incluso alarmante. En la Roma de la decadencia, la plebe clamaba por pan y circo. Hoy, el pueblo sólo quiere el fútbol.
* Jacques Maritain (1882 - 1973), uno de los principales ideólogos e impulsores del progresismo católico.
** Uno de los principales periódicos.
Fuente: Adaptación del artículo del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira publicado en el Legionário, 1º. de outubro de 1944, N. 634, pag. 2. Traducción del CÍRCULO BEATO PÍO IX.