En el día de los Santos Inocentes: ¡NO al crimen del aborto en Ecuador!

Ecuador se encuentra hoy más que nunca ante la amenaza del pecado de aborto. La Comisión de Justicia de la Asamblea Nacional aprobó este 21 de diciembre por siete votos y una abstención las reformas al Código de la Salud, entre las cuales se encuentra la despenalización del crimen del aborto en cinco causales

Los asambleístas han hecho caso omiso a pedidos y demostraciones de rechazo de este crimen de la mayoría del pueblo ecuatoriano, y usando una estrategia ya conocida por la izquierda latinoamericana, han enviado la reforma del aborto junto a otros temas que maquillan la gravedad del problema y distraen la opinión pública, como el maltrato animal y el control de medicamentos caducados, y aprovechando los días previos a la Navidad como si se tratase de una sombra por donde se escabulle quien algo hace mal. 

 

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El día de hoy la Iglesia Católica recuerda a los santos Inocentes, es decir, a los niños que, habiendo tenido el honor de nacer en el mismo tiempo que Nuestro Señor Jesucristo, fueron condenados a muerte por Herodes. La Iglesia Católica los venera como mártires, pues su muerte no fue una casualidad ni un acto de malicia gratuita: fueron muertos por odio al Dios Verdadero que había nacido en Belén, y su matanza se sigue recordando año a año porque es la sangre inocente derramada (como sucedió con el justo Abel) la que más clama la ira de Dios

 

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Es también sangre de inocentes la que el aborto busca derramar, pues independientemente de las a veces trágicas condiciones en las cuales ha sido concebida una criatura (como la violación o el incesto) es un alma inocente que no debe responder por los crímenes de sus padres; un alma inocente que, en el vientre de su madre, puede convertirse en reo de muerte.

 

Por ello en este día nos parece oportuno transcribir aquí el texto grabado en mármol en la Catedral Castrense de Santiago de Chile con ocasión de la fiesta de los Santos Inocentes de 1994, que describe con realismo el horror de este abominable crimen:

Nos mataron porque dijeron que estábamos de más, como Herodes que Jesús estaba de sobra.

 

Nadie nos pudo defender: todo fue en el silencio del vientre de nuestras madres.

 

Nos despedazaron, nos ahogaron, nos envenenaron, con la frialdad de un verdugo.

 

Por nuestra muerte se pagó dinero, precio de sangre como el que recibió Judas.

 

Botaron a la basura los pedazos de nuestros pequeños cuerpos, los quemaron en un incinerador, para que no quedara rastro de nuestro asesinato.

 

Ni siquiera tuvimos una sepultura o una lápida.

 

No llegamos a tener nombre ni pudimos recibir el Bautismo: sólo somos parte de un número macabro de varias decenas de millones cada año.

 

Colaboraron en nuestra muerte poderosos de este mundo, algunos que habían jurado respetar la vida, e incluso nuestros propios padres.

 

¡Que nuestro grito salve a otros niños!

 

Padre de los Cielos: Tu quisiste que fueran hijos Tuyos; los encomendamos a tu misericordia, para que los tengas junto a Ti, y te rogamos que concedas arrepentimiento y perdones a quienes les quitaron la vida."

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Dependerá de los católicos y los movimientos pro-vida de las distintas confesiones religiosas, el destino de miles de inocentes que podrían sucumbir si este crimen se libera por el Pleno de la Asamblea. Hoy más que nunca depende de las familias ecuatorianas rechazar este crimen como rechazamos, año a año, el crimen de los Santos Inocentes a manos de Herodes

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