¿Impedir el aborto, no sería violencia contra la mujer violada? (preguntas y respuestas sobre el aborto)

Todo aborto implica la muerte de un inocente.
Todo aborto implica la muerte de un inocente.

Con ocasión del fuerte debate que se presenta en el Ecuador respecto al crimen del aborto, el CÍRCULO BEATO PÍO IX publicará en el presente y en sucesivos artículos varias partes del Catecismo contra el Aborto, publicado por la organización co-hermana Acción Familia (Chile), con la intención de guiar a las almas católicas a la posición que nuestra Santa Iglesia ha mantenido en defensa de la vida del que está por nacer. 

 

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¿Impedir el aborto, no sería violencia contra la mujer violada?

 

 

Es algo que se escucha comunmente en estos días: ¿Impedir la práctica del aborto, no sería ejercer violencia contra la mujer víctima de la violación? Pues en ese caso sufriría dos traumas: el primero, por parte del criminal, y después, por parte del Estado autoritario que la obligaría a tener un hijo, imagen viva del violador…

 

Tan sólo mentes enfermas pueden imaginar que el trauma resultante de una violación puede solucionarse con un trauma mil veces más grave, como es el asesinato de un niño inocente e indefenso.

 

En el trauma de una violación la víctima no tuvo la culpa y sabe que no la tiene. Ante el trauma eventualmente causado por la “imagen viva” del criminal, la madre también sabe que el hijo es inocente y que eso no es más que una mera asociación de imágenes.

 

Si tal asociación fuera muy dolorosa, ella podría apartarse de su bebé entregándolo a personas o instituciones que deseen adoptarlo.

 

Si decide asumir la crianza de su hijo, se sentirá elevada y dignificada a sus propios ojos, porque sabrá que está practicando un acto noble y meritorio. Tendrá, además, la compensación psicológica que se desprende de la convicción del deber cumplido.

 

¿No admite no admite a Iglesia el aborto en caso de violación? 

 

Como ya quedó dicho, la Iglesia enseña que la ley natural y la ley divina: “excluyen, pues, todo derecho a matar directamente un hombre inocente” (1).

 

Sin desconocer las dificultades que eventualmente podría acarrear un embarazo en estas condiciones, la doctrina católica es categórica: no hay razón alguna que pueda darnos el derecho a disponer de la vida de un ser inocente e indefenso en el seno materno.

 

Esta enseñanza de la Iglesia “no ha cambiado y no es cambiable” (2).

Si se tratase de una niña o adolescente, ¿se la obligará a tener el hijo y a hipotecar su futuro?

 

Como ya fue dicho varias veces, jamás un crimen puede ser propuesto como una solución para cualquier conflicto, por más complicado que éste fuera.

 

Hay que contemplar, por lo demás, los gravísimos problemas de orden espiritual y psicológico provocados por el aborto en las mujeres y cuánto se agravan los mismos al tratarse de una niña o una adolescente.

 

Abortar a un niño que se lleva en las entrañas, eso sí es “hipotecar el futuro”. Darlo a luz con la confianza puesta en Dios, aún en las condiciones difíciles de las que estamos tratando, permitirá llevar con serenidad y tranquilidad de conciencia una existencia digna.

 

1. Cfr. Congregación para la Doctrina de la Fe, “El aborto provocado-Textos de la Declaración y documentos de diversos episcopados”, prólogo de Mons. Juan A. Reig, obispo de Segorbe-Castellón, España, Ediciones Palabra, Madrid, 2000, pp. 40.

2. Cfr. Pablo VI, “Discurso al XXIII Convgno nazionale della Unione Giuristi Cattolici”, 9-2-1972, Insegnamenti, 1972, p. 1261.


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