COMUNICADO - Sobre el ataque a la libertad de conciencia en Ecuador

      Cerca de las festividades de fin de año, en los días que las personas ya están pensando en los preparativos de sus encuentros familiares, para celebrar el Nacimiento del Niño Jesús, el país fue sorprendido, nuevamente, por una decisión más de la Corte Constitucional en violación al derecho a nacer, vulnerando también, frontalmente, la libertad de consciencia de los profesionales de la salud.

    Infelizmente, en febrero del año pasado se aprobó el aborto en caso de violación, con algunas restricciones, permitiendo la eliminación de un ser inocente en el vientre materno, en vez de castigar a quien realmente lo merece, o sea, al violador.

 

    Apenas algunos meses más tarde, el 11 de noviembre, el lobby pro-aborto consiguió que la Corte Constitucional suspendiese las restricciones mínimas impuestas en la decisión inicial (denuncia, examen médico o declaración juramentada de la presunta víctima). No satisfechos con esa sentencia, los activistas presentaron una nueva acción a la Corte, solicitando que declaren inconstitucional varios artículos de la LORIVE (Ley Orgánica que Regula la Interrupción Voluntaria del Embarazo para Niñas, Adolescentes y Mujeres en Caso de Violación) relativos a la objeción de conciencia y obtuvieron, una vez más, por unanimidad, todo lo que deseaban. 

 

    Lo que el lobby de la muerte persigue con tales demandas –escritas, por lo demás, con errores gramaticales que harían ruborizar a un niño– es la liberación total del aborto y la persecución penal a los médicos y profesionales de salud que quieren permanecer fieles al juramento de Hipócrates y a sus principios.

 

    El avance es gradual para evitar reacciones, siguiendo la táctica conocida como “el rebanado de salami”, ya practicada en otros países sudamericanos, realizada mediante la manipulación del poder judicial: se ingresan acciones o demandas, aprovechándose del activismo de ciertos jueces que no escatiman en invadir el ámbito de los poderes ejecutivo y legislativo, emitiendo decisiones favorables al exterminio de niños inocentes. Al final del proceso, como dice el Ab. José Gabriel Cornejo, el ciudadano queda ya no bajo el gobierno de la ley, sino de los jueces (La República, 08-12-22).

    Si realmente vivimos en un estado democrático, un tema tan grave y delicado como el aborto debe ser largamente debatido por la sociedad civil y reglamentado en la esfera parlamentaria. Si el lobby pro-aborto evita la vía legislativa es porque tiene miedo de la opinión pública que es mayoritariamente contraria al aborto y ejercerá presión sobre los parlamentarios, amenazando su reelección. La opción por la vía del recurso a los tribunales, junto a jueces no elegidos e inamovibles, muestra cuán “democráticos” son realmente estos activistas: verdaderos déspotas autoritarios que persiguen a quienes no aceptan los dictámenes de una minoría que quiere imponer una verdadera revolución cultural.

 

    El rumbo de los acontecimientos lleva a preguntarse si no estamos caminando hacia una dictadura anti-cristiana, como fue denunciado en el reciente libro póstumo de Benedicto XVI:

 

“La intolerancia de esta aparente modernidad contra la fe cristiana, no se ha convertido todavía en persecución abierta. Sin embargo, se presenta de forma cada vez más autoritaria, pretendiendo conseguir, con la legislación que de ella se deriva, la extinción de lo que es cristiano en esencia”.

 

    Qué Nuestra Señora del Buen Suceso, cuya fiesta hoy se celebra, nos libre de la plaga del aborto que, al igual que el fratricidio de Caín, atraerá para Ecuador la maldición divina: “La voz de la sangre de tu hermano clama a Mí desde la tierra” (Gn. 18,20-21).

 

    A Ella, levantamos nuestra mirada, rezando como el gran líder católico Plinio Corrêa de Oliveira, fundador del movimiento Tradición, Família y Propiedad (TFP):

 

    Genuflexos y desbordantes de filial esperanza, nos volvemos hacia la imagen regia y materna de Nuestra Señora del Buen Suceso. Y ante Ella imploramos cada vez más fidelidad a la Santa Iglesia, cada vez más coraje en la lucha, y cada vez más éxito en la acción;

 

    Para contribuir a que, en medio de las tormentas que se van abatiendo sobre este mundo impío, se cumpla la radiosa promesa de Fátima: 

 

"¡Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará!"

 

Círculo Beato Pío IX

2 de febrero de 2023

 


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